lunes, 9 de abril de 2012

Hay personas que no creen en el destino. Les parece una estupidez. Una excusa para que las personas tengan algo a que aferrarse cuando se sienten perdidos.


Pero entonces, yo me pregunto, ¿ me aferro a un destino que lo único que hace es demostrarme constantemente lo triste, solitario y amargado que puede ser uno ?


Me encierro tanto en mi misma, que para lo único que soy buena es para guardarme los sentimientos, pensamientos que no tengo ganas de sacar a la luz. Los voy guardando durante el día, y cuando llega la noche, me quedo sin excusas. No quiero ir a dormirme porque se muy bien que eso implica acostarme e inmediatamente empezar a hacerme la cabeza, llorar... "Tengo una cita conmigo que no me animo a afrontar"... Esa frase es exactamente lo que siento; no quiero que llegue ese momento del dóa en el que el llanto sobrepasa los límites de mi ofuscamiento, y sale de mi ser como si fuera vómito. Me hace sentir sola, demasiado sola; abandonada, fuera de este mundo; siento que no pertenezco a ningún lado, y que el único lugar que tal vez me daba motivo para mantenerme y hacerme sentir una persona normal era el colegio. Pero eso terminó, y es hora de madurar. Buscar un camino; encontrarme a mi misma, esa que solía estar hace un tiempo, pero que se fue por una paliza que le dio la vida y ahora intenta volver.

Yo sé que algún día todo va a volver a la normalidad, que vamos a estar mejor... que voy a estar mejor. Yo sigo esperando y espero que cuando ese día llegue... no sea demasiado tarde.

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